La muchacha
estaba afligida, no sabía cómo salir de aquel lugar inmundo, siguió vagando por
aquellas calles oscuras y solitarias con la esperanza de encontrar un lugar
concurrido. Unos metros más adelante dos hombres de aspecto sucio, con el pelo
revuelto y las ropas rasgadas, se acercaron a ella dando voces e increpándola.
Ella intento
escapar por todos los medios corriendo calle abajo, pero sus fuerzas la
fallaron y aquellos dos hombres se echaron sobre ella. La muchacha comenzó a
dar patadas pero sin suerte alguna, entonces, cuando creía todo perdido, otro
hombre apareció detrás de aquellos animales quitándoselos de encima. El los
golpeo haciendo que corrieran alejándose rápidamente.
Ella miró a su
salvador y un cosquilleo corrió por todo su cuerpo, el era alto, atractivo y de
cuerpo musculoso y bien definido, aquel hombre se acercó a ella con sensualidad
y acariciando su pelo la preguntó:
-¿Te encuentras bien?
Ella, sin poder
dejar de mirarle, contestó:
-Sí, muchas gracias.
Aquellas fueron
las últimas palabras que hubo entre los dos, pero tampoco hacían falta, la
química entre los era palpable. Casi sin darse cuenta se fundieron en beso, el
cual era el principio de una gran relación. (continuará)